viernes, 12 de octubre de 2018

Cañón del rio Talegones (Soria)

Creía que me quedaban pocos rincones peculiares de Soria por visitar pero parece que afortunadamente son todavía muchos los que podré tener el placer de conocer. El más reciente descubrimento ha sido del del cañón del Rio Talegones. Encontré su referencia y descripción entre las páginas sorianas de internet que reviso con frecuencia.
Se proponía una pequeña ruta para unir los núcleos de Lumías y Torrevicente, en plena comarca de Tierras de Berlanga.
Arribé a Lumías en un mediodía ventoso pero no muy frio y  estacioné la furgo en la única zona a propósito, una explanada junto al frontón.
Seguidamente me preparé un ligero ágape mientras descargaba una fina lluvia. Almuerzo  y chubasco concluyeron  a la par y tras calzarme las botas y tomar mochila y bastón inicié el camino.

Lumías
Siguiendo las marcas del GR y la indicación "a Torrevicente" atravesé  la pequeña población  


Cómo se aprecia en ésta imagen el pueblo está ya asentado en el cañón y en los farallones que lo envuelven hay construcciones a las que cuesta encontrar un uso claro ..tal vez fueron corrales? Pero  si es así, por qué ese emplazamiento tan inaccesible?



Dejando atrás las últimas casas hay  un viejo molino en desuso como tal pero habitado y por ello bien mantenido. Observesé el ahora vacío reservorio donde se acumulaba el agua que accionaba la piedra de molturar.



El caserío se va difuminando en unos últimos corrales y parideras . El camino es ahora  sólo acompañado a tramos por algunos muretes que acotan las antiguas huertas. Es triste el abandono en que éstas se han sumido con el tiempo. Tan sólo se mantienen libres de la maleza unos pradillos con nogueras.



Son innumerables los pasos a los que obliga el serpenteo del camino sobre el ahora seco riachuelo. Algunos se hacen aprovechando dos o tres pedruscos pero otros tienen una cierta elaboración que sin embargo no justifica que los denominemos puentes.







Torrevicente
Tras algo más de hora y media se alcanza Torrevicente. Confieso que no dediqué mucho tiempo a su conocimiento porque ya iba un tanto apremiado por el tiempo; simplemente tomé alguna instantánea y sin solución de continuidad (cómo me encanta emplear ésta frase !) comencé el recorrido de vuelta. 




Algunas rapaces  se lanzan desde lo alto de las elevadas paredes y planean majestuosas .  




A mitad del recorrido se ofrece al caminante un amable lugar de reposo y una  fuente en la que refrescarse.







Lumías de nuevo:
Otra vez en el punto de partida. Me he proveído de algunas nueces (cortesía de un lugareño) que guardo en la despensa y tras una última mirada en torno abandono el lugar 







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