martes, 23 de agosto de 2022

Carabantes

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Carabantes
Martes 22
Como siempre que llego a un lugar desconocido la primera tarea es localizar un lugar apartado y discreto en el que ubicarse. Esa labor de inspección  se hace mejor  a pie, así que, tras estacionar en la Plaza Mayor tomé al azar una calle que resultó descender hasta un pequeño puente de piedra que, reservado ahora para peatones, atraviesa el cauce seco del Carabán.


No hay ningún cartel que proclame éste nombre pero como es natural ya me era notorio de mi previa inspección con Google Maps.
Lo que no sé es si la toponimia del pueblecito deriva del nombre del rio ó es lo contrario. Lo importante para mí en éste momento es que a la orilla del seco cauce y en la sombra que proporcionan unos grandes olmos hay un lugar muy a propósito para instalarse.


Una vez ya asentado, alargo el paseo extramuros.  Siguiendo un camino paralelo al arroyo me interno en los campos de cereal ya segado. En las zonas elevadas hay encinas y carrascas y en algunas parcelas junto al camino hay abundancia de almendros y nogueras. 
Los frutos no están todavía en sazón. Las almendras parece que en breve romperán su verde abrigo y las nueces , más tardías, están lejos de ello.



Me llama la atención un almendro de gran tamaño


El cauce está completamente seco. 


No me aventuro mucho más porque el sol cae a plomo y no quiero sufrir un golpe de calor.... Vuelvo sobre mis pasos a la casilla de salida y me interno en el caserío.
Como ocurre en la generalidad de pueblos y aldeas hispanas, aunque hay sin duda algunos que escapan a ésta regla, lo que en la distancia luce pintoresco y atractivo se muestra más burdo y hasta feo cuando callejeamos. 




Localizo una casa en venta de la que ya tenía noticia en mis búsquedas frecuentes por la red. Me agrada el jardincillo en el que se confina un almendro pero ni la ubicación ni la construcción me resultan de interés. 
Prosigo en mi afán de  descubrir un amable y acogedor lugar de retiro en éstas tierras de Soria, aunque cada vez con menos esperanzas de encontrarlo.




El idílico lugar en el que había estacionado se ha convertido de súbito en un pequeño infierno rural; una excavadora está trasladando la grava que definía un paso provisional sobre el arroyo Carabán (que ya había observado antes) hasta acopiarla en un montón apenas a cinco metros de la furgo. Infiero que van a colocar un tubo ó conducto que deje pasar las aguas y después lo cubrirán con ella.
Ruido y polvo en suspensión hacen que arranque apresuradamente y me traslade hasta una ermita de la que apenas me seaparan  200 metros.

Sorprende el banco colocado a la derecha de su entrada y que incluye una bonita labor de talla. Pero su bondad acaba ahí; el diseño del respaldo, un tablón colocado a una altura inadecuada, hace que sea imposible apoyar la espalda en él sin  que su canto superior nos seccione el espinazo. Otro palmario ejemplo de cómo la estética malogra la funcionalidad.





Una de las cosas que más me agradan de éstos páramos es que se pueden recorrer sin necesidad de caminos sino transitando libremente y trazando así el propio. Eso es algo imposible en los bosques, no sólo por la vegetación baja que los hace intransitables sino porque en ellos se  pierde toda orientación. 

Si me dieran a elegir, me quedaría siempre  con éstos paisajes escuetos y sobrios antes que con las exhuberantes selvas  pirenaicas, por ejemplo.

Así que partiendo de la ermita me lanzo campo a través en busca de las ruinas del Castillo de Tobajas que se ubica entre Carabantes y Reznos.







Llego así, subiendo y bajando motas salpicadas de parideras en desuso hasta las ruinas.







Y retorno por un agradable camino paralelo al Carabán 










Para acabar el dia y pernoctar en el mismo lugar.



Miércoles 23
Paseo matinal por los alrededores. El dia es de nuevo muy caluroso y por ello limito mi escapada para no sufrir los rigores de Helios.





Por la tarde el cielo se encapotó y unos truenos lejanos parecían anunciar una gran tormenta. Pese a ello no dejé de dar un paseo vespertino que interrumpí cuando  el estruendo se intensificó y no quise arriesgarme a ser blanco de algún rayo.



Soria
Miércoles 23
Como la carga de la batería empezaba a decaer de manera alarmante decidí desplazarme hasta Soria para que se revitalizara con los kilómetros. Además, así también podría aprovisionarme de algunas vituallas. 
Por supuesto no estacioné en el inhóspito Área de AC del hiper Leclerc.Lo hice  junto al IES Castilla en una calle muy tranquila y sin embargo muy próxima al centro de la urbe.
Después de una frugal cena de abstemio, son ya 9 los meses de renuncia a cualquier bebida espirituosa, dí un paseo por la ciudad. En la noche agosteña  plaza Mariano Granados, la calle Collado y las adyacentes hierven con un gentío que da buena cuenta de bebidas y tapas... 

Noche/madrugada con abundante lluvia y un descenso notable de la temperatura


Jueves 24
Por la mañana, un gran paseo por la ciudad.
Una de las calles más agradables para vivir, la de Calixto Pereda. Siendo muy céntrica tiene unas pocas fincas residenciales en un lado (donde también se sitúa la Escuela de Diseño) y en el otro unos edificios rodeados de amplios jardines:  un Centro de Formación Profesional y una  residencia de estudiantes y otras dependencias académicas en el antiguo convento de la Merced.




Observo con soirpresa que abundan los almendros en las laderas del parque del castillo, en pleno casco urbano !




Vistas desde el Mirador del Castillo



Y por la tarde un nuevo recorrido al que precedió un buen rato de agradable lectura sentado en un banco de  la dehesa que hay en el Parque de la Alameda





Narros
Viernes 25
A última hora de la mañana dejo atrás Soria y enfilo la carretera de Almajano en dirección a las Tierras Altas.
En Narros me preparo el refrigerio consistente en una menestra de verduras y una hamburguesa de ternera de Soria, claro.








Desde Narros me dirijo hasta Suellacabras y tras un recorrido por la localidad  retorno a la capital y a mi lugar habitual junto al IES Castilla.



Soliedra
Sábado 26

Salgo de Soria por la antigua carretera de Madrid y pasando junto a la estación de tren que languidece prácticamente sin actividad...

Me detengo en Almarail para visitar de nuevo el humedal que ha surgido el el azud  que embalsa las aguas del Duero para poder captar las que alimentan el canal de Almazán.



Arribo a Soliedra al mediodia y estaciono en el borde de la carretara , junto a una fuente de buen caudal, para prepararme algo de comer. 



En ese punto arranca un camino que lleva hasta el Molino de Soliedra.
Tenía interés en acceder a él porque había visto en Youtube un reportaje de Soria TV que lo mostraba en funcionamiento tras haber sido restaurado por sus propietarios



La represa que lo alimenta estaba abierta,vacía y seca.  Recorrida tan solo por el hilo de agua que la alimenta pero ue en ésta ocasión no era embalsado.





El pequeño pueblo no tiene demasiado interés. Un breve caserío con un trazado desordenado en el que sólo destacan los restos de su castillo y una escueta iglesia






Es relavante sin embargo una zona de huertas en las que encontré unos grandes nogales con grandes  y bonitos frutos







 

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