Tras mi anterior viaje, el primero con la nueva furgo, decidí preparar otro excluyendo toda vista profesional para poder disponer así de más tiempo para el vagabundeo. Así que el Lunes 28 me eché a la carretera con intención de pasar la última semana de Octubre por las tierras de Soria.
Salí de buena mañana y llegué por la tarde a Santa María de Huerta donde pernocté.
Martes 29 Octubre : Somaén
En mi anterior viaje había pasado unas horas que me supieron a poco en éste maravilloso lugar así que lo convertí en el primer hito de éste periplo otoñal.
Como es ya tradicional me situé a orillas del Jalón. Además de dejar transcurrir el tiempo en éste emplazamiento rumoroso y amable también dediqué unas horas a recorrer las empinadas y solitarias callejas y huelga decir que tampoco faltó el clásico recorrido por el desfiladero de Avenales.
En ésta ocasión no llegué hasta el despoblado. Estas son algunas imágenes de la excursión.
No he podido evitar el sefie, lo siento. Y sí, efectivamente tengo un rictus muy serio: no soy capaz de sonreir cuando me hago una instantánea.
Encontré profusión de hongos y setas. Mi absoluto desconocimiento de éstos seres notables (hay quien no los incluye en el reino vegetal sino en uno propio, el mundo fungi) hace que me limite a observarlos con curiosidad y cariño , sin osar arrancarlos.
Selfie más elaborado; a falta de palo se ha de apoyar el móvil sobre una roca.
Ya de retorno y en la zona de antiguas huertas abandonadas me asomo para apreciar el abundante caudal que trae el modesto arroyo de Avenales .
Se dió además la feliz circunstancia de que había por allí unos cuantos nogales que me permitierosn recoger una buena cantidad de nueces.
Miércoles 30 : Soria
De Somaén me trasladé a Soria ya en hora crepuscular, con la compañia de una lluvia fina que hizo el viaje muy agradable.
Arribé ya en noche cerrada y me instalé para pernoctar en la zona de autocaravanas que hay resevada en el aparcamiento del Hiper Leclerq.
El Jueves tuve que pasar unas cuantas horas frente a la pantalla del Pc pero pude liberarme por la tarde y dar un paseo por la ciudad. Aunque el Hiper está algo apartado del centro, la urbe es tan pequeña que apenas en 15 minutos me encontraba ya el eel parque de la Alameda.
En cierto momento me detuve para mirar alrededor y percibí al cabo como algo oscuro se desplazaba junto a mis pies...pensé en una bolsa de plástico que movía el viento pero cuando bajé la mirada me encontré con una ardilla que como un rayo salto y se colocó en un banco. Me miró y de otro salto llegó hasta un árbol próximo y siguió su camino en busca de algo que llevarse a la boca, supongo.
El parque es grande y está cuidado con mimo.
Jueves 31 :Agreda
Para no repetir pernocta en lugar tan inhóspito como un aparcamiento decidí trasladarme hasta Agreda, distante apenas 50 km .
Renuncié a instalarme en el Area de Autocaravanas. Es magnífico pero muy apartado así que busqué una calle tranquila, junto a los restos de la vía de ferrocarril (creo que la antigua y ha mucho ya cerrada línea Valladolid- Ariza).
Jardín del Palacio de los Castejones
En ésta nueva estancia en la ciudad de las tres culturas hice un descubrimento magnífico; ya tenía conocimiento del Palacio de los Castejones; incluso alguna vez había franqueado la puerta siempre abierta para acceder al patio interior y echar un vistazo alrededor, pero en ésta ocasión me fijé en una puerta, al fondo, con un pequeño rótulo que decía "Entrada al Jardín". Al abrirla me encontré en un rincón delicioso; un pequeño jardín modesto,escueto pero tremendamente acogedor. Repetí vista al dia siguiente y recorrí todo el recinto hasta acabar sentado en uno de los bancos para leer un rato.
Ultimamente me fijo mucho si en los lugares que visito hay nogales y en Agreda los hay en abundancia. Un paseo por los caminos de acceso a las huertas me permitió recoger unos kilos de nueces que ya en casa procedí a congelar para tener reservas de éste fruto en los próximos meses.
