La Noche de San Juan a orillas del mediterráneo se declina en cacofonía estruendosa con la que muchos nativos saludan al solsticio. El aire se inflama con el efluvio acre de la pólvora oriental de la que están fabricados los ingenios explosivos. La zozobra y el fastidio se instalan un año más en nombre de una necia tradición.
Alternativa?..huir hasta arribar a otras orillas más plácidas: las que acotan la serena lámina de Gallocanta.
Me recibió una intensa tormenta con profusión de rayos y truenos, poderoso y telúrico sonido de la naturaleza que , éste sí, resulta grato a mis oídos.
Durante las dos jornadas que permanecí la lluvia estuvo siempre presente así que me dí al placer de la lectura.
Y al no menos placentero ambular en los intervalos en los que la lluvia menguaba.
Tras dejar Gallocanta me instalé en Candasnos con la perspectiva de recorrer la localidad y alrededores
Candasnos es un pueblo discreto,de un urbanismo escueto y poco monumental.
A falta de una gran plaza encontramos unos cuantos rincones en los que una simple pared ó un grupo de tres ó cuatro plátanos crean un oasis de sombra en el que sentarse a la fresca.
Recorriendo los arrabales encontramos corrales y otros recintos rústicos en los que tiene continuidad la limpieza y pulcritud de las calles.
La Balsa Buena:
La construcción más destacada y sorprendente es la "Balsa Buena",un aljibe circular de 20m de radio y 3m de profundidad en la que se almacenaba el agua de las lluvias . El adjetivo "buena" se debe a que atesoraba el preciado líquido del que bebían los candasninos,a diferencia de otras balsas que contenían agua para el riego ó las bestias.
Al parecer,hasta epoca reciente (años 60),era la única fuente de abastecimiento puesto que no hay rio ni arroyo cercano y de los pozos que se pudieran hacer imagino que surgiría un agua muy salada.
Por cierto,en el panel informativo que hay se puede leer el curioso sistema de limpieza de la balsa que periodicamente tenían que hacer para que el agua almacenado fuera apto para el consumo.La corona de montículos que rodean el aljibe son precisamente el resultado de ir amontonando a lo largo de los años los lodos extraídos.
Los alrededores tienen también su interés.Destaca sobre todo la Laguna de Candasnos (Hondo de la Unilla para los lugareños) .En el pasado era la típica laguna esteparia que sólo lucía una lámina de agua en época de lluvias pero ahora se mantiene siempre repleta con el aporte del agua sobrante de los regadíos que la circundan.Había una numerosa fauna chapoteando en las aguas.
También es un espectáculo ver los campos de maiz y los ingenios que los irrigan. Son unas estructuras móviles,de grandes proporciones de se desplazan sobre ruedas.(Este sistema de riego es el responsable de esos campos en forma circular que podemos ver en Google maps)
Si nos alejamos unos pocos kilómetros dejaremos la estepa y alcanzaremos las sierras entre las que serpentea el Ebro confinado en el gran embalse de Mequinenza.
A la vista de éste paisaje se entiende que en los años 70 aquí se rodaran algunos spaguetti-western de bajo presupuesto.
Dónde pernoctar en Candasnos?
Yo hasta ahora siempre lo he hecho junto a la iglesia,pero realmente hay multitud de tranquilos rincones en todo el pueblo.Además hay Casa-Cuartel de la meretérica Guardia Civil,que siempre es una garantía de cierta seguridad.
En ésta última estancia he descubierto un lugar que parece particularmente adecuado.Es un pequeño área recreativa junto a la Balsa Buena y el polideportivo municipal
Aprovisionamiento:
Hay una tienda (en la antigua carretera N-II,a 30 metros de la iglesia) que abre por las mañanas y un bar-restaurante en el hostal.También hay panadería.
En la plazoleta de la iglesia hay fuente.
Corolario:
En definitiva,no sólo un magnífico lugar para pernoctar si estamos en ruta por la A2 sino un pequeño pueblo muy tranquilo y con encanto,al que merece la pena dedicar unas largas horas.
Es curioso el atractivo que esconden éstos lugares. En muchos casos muy superior al que nos ofrecen algunos pueblos "de postal",que sólo tienen en su haber una vegetación exhuberante conseguida gracias a la mayor pluviosidad de la que disfrutan.