2 a 5 de Noviembre 2021
Apenas 10 dias después del retorno del último periplo inicio otro que viene a resultar un clon del anterior. No es preciso añadir ninguna imagen pues el recorrido y actividad son calcados.
La única distinción la está poniendo la climatología que está resultando más invernal que otoñal. Cielos cubiertos, chubascos, fuerte viento y el mercurio por los suelos...
Escribo éstas breves líneas en Medinaceli, después de tomar una ducha reparadora y mientras se acaba de preparar una sopa juliana a base de verduras deshidratadas de la casa Trevijano. El termómetro manifiesta una temperatura exterior de 3º de forma que en la madrugada es previsible que se alcance el cero de la escala.
Por lo demás, ayer en Agreda he recolectado nueces, en menos cantidad pero más frescas confirmando la aseveración de un lugareño que manifestaba que las últimas son las mejores.
Y hoy ya en Medinaceli, en la mañana también he podido recoger numerosas almendras que el otro dia me resultaban inaccesibles pero que han sido descabalgadas por el fuerte viento que sopló ayer noche.
En definitiva, constato, tomo nota mental e incorporo a mi experiencia y acerbo de conocimiento, que la época de recolección de ambos frutos se alarga en éstas latitudes hasta la primera semana de Noviembre.
Tras la somera colación (la sopa juliana, un plátano y un yogur) he abandonado el confortable microclima de la furgo y me he arrojado al exterior para el paseo último de la jornada. En éste Miércoles la noche, el frio , las calles desiertas y los restaurantes clausurados devuelven la villa a edades lejanas y la visten con el ambiente ancestral y melancólico que tanto me gusta.
En el área de autocaravanas el contraste con mi anterior estancia es también manifiesto.No hay la proliferación de entonces y un solitario vehículo se mantiene en la intemperie del Campo de San Nicolás a merced del viento que bate con violencia en esa campa desolada.
He de decir que desde que el área existe jamás me he asentado en él. Sigo estacionando en la Plaza de la Colegiata, como hacía antes. No soporto éstos reductos que me resultan como campamentos de zíngaros.Sólo en caso de extrema necesidad hago uso de ellos.
Al hilo de ésto, recuerdo una ocasión en la que me hallaba en el Aéra de AC de Agreda, que es el único que tolero por su amplitud. Estaba sólo en su inmensidad cuando de pronto una gran AC vino a situarse apenas a 2 metros de mí. Así que maldiciendo el espíritu gregario que impulsa a la gente a apelotonarse de manera tan innecesaria puse tierra de por medio y me resitué en el punto más alejado.
Comencé ésta crónica , redactada en la noche del Miércoles,diciendo que el viaje resultaba un clon del anterior y bla,bla,bla...pero he de corregirme en base a lo que aconteció Jueves y Viernes...
Afortunadamente todos los viajes deparan siempre alguna novedad. He estado en Medinaceli en innumerables ocasiones y sin embargo nunca hasta en ésta se me había ocurrido seguir un camino que se divisa desde el mirador junto al Arco romano y que desciende en gran pendiente hasta el barrio de la estación. Y eso es lo que hice el Jueves.
Resultó ser el denominado Camino de La Canaleja, por el nombre de la fuente que se encuentra en mitad del trayecto, y que además es heredero de una calzada romana. Pero vamos a ver..qué han hecho éstos romanos por nosotros?
El camino desemboca en la carretera y para regresar opté por seguir un camino paralelo que además de resultar menos atractivo tiene una pendiente extrema que me hizo echar el bofe...
Otro descubrimiento de última hora..un nogal !. Pude recoger algunos ejemplares sanos del suelo y aunque en las ramas se veían bastantes más no me atreví a varearlas.
Finalmente un poco antes de que atardeciera emprendí el retorno a casa. En llegando a Calatayud y a la vista del indicador que señalaba el desvio para Daroca tuve el impulso de tomarlo para dirigirme a Gallocanta. Una vez decidido ese súbito cambio de planes, y en vista de que el periplo se alargaría una jornada más, me avituallé en el Aldi que hay en la ciudad bilbilitana. Entre las provisiones incluí una botella de un gran reserva de La Mancha (Conde de Monterroso es su enseña) que por apenas 1,85 euros euros resultó excelente.
No deja de sorprenderme el porqué un vino tan correcto cuesta menos de 2 euros y otos , también reserva, de DO más de moda cuestan muchas veces más...sin duda influye la abundancia de uva que se recoge en la Mancha pero, al margen de ésta razón clara, no tendrá también mucho que ver el marketing y las bodegas de diseño que hay que amortizar?
Bien, tras ésta digresión prosigo con mi relato. Salí del Aldi y en mi estrategia de ahorrar combustible me coloqué "a rueda" de un camión que tras 40 km de sinuoso trazado me condujo hasta la rotonda de entrada a Daroca (el peso pesado siguió hacia Teruel) y desde allí en solitario (en sentido literal, solo me crucé con un coche y un tractor) engullí los 22 km que restan hasta la laguna. Como era ya noche cerrada no me aventuré y estacioné junto al centro de interpretación . Una vez parado el motor me sorprendieron los graznidos de unas grullas tardías que volvían de sus correrías para pernoctar en la fría lámina de agua.
A la mañana siguiente tras desayunarme y dado que tenía que dar una formación "online" me alejé del lugar, en el que una brigada realizaba unas obras, para ubicarme en un sitio libre de ruidos.