Agreda
En Noviembre del pasado año descubrí en Agreda un par de membrilleros que sobrevivían, abandonados a su suerte, en los vestigios ya muy desdibujados de de lo que fué en tiempos una próspera huerta.
El acceso para recolectar algunos de sus frutos fué muy dificultoso pero el esfuerzo se justificó al preparar con ellos, ya en mi casa, un excelente dulce de membrillo.
En definitiva, éste Otoño de 2024 organicé una nueva expedición con el propósito de repetir una experiencia que , de nuevo, ha resultado igual de espinosa (nunca mejor empleado el sinónimo de difícil por la profusión de zarzas que blindaban el lugar) y de provechosa.
Además de los membrillos también pude hacerme con unas manzanas y unos kilos de nueces y almendras que sumar a los que ya recolecté en mi anterior viaje a Ágreda.
Abandoné por una horas mi lugar habitual de estancia , próximo a la iglesia de
Nuestra Señora de los Milagros, para poder limpiar y poner a secar los frutos, con mayor discrección , en el área de autocaravanas.Es imperativo acometer esas operaciones con diligencia para evitar que la podredumbre se apodere de ellos.
Dias más tarde, el dulce de membrillo una vez elaborado. Al incorporar un 40% de azucar, en la nevera puede conservarse durante muchos meses.
Quiero hacer mención también a las manzanas.Son deliciosas. Su aspecto exterior, con manchas y picotazos de insectos, es consecuencia de que , al estar abandonado el árbol, obviamente nadie ha empleado pesticidas. Es decir, podemos hablar de una fruta ecológica de verdad...
Tarazona
Siempre que voy a Ágreda ó Soria , y dado que la carretera la atraviesa, aprovecho para pasar unas horas en Tarazona. Y no sólo porque se localicen en ella un buen elenco de comercios en los que aprovisionarse de vituallas (Alcampo. Dia, Bonarea, Mercadona,...) sino porque la pequeña ciudad es monumental y encantadora
Ambel
En las calles del casco viejo , junto a las inevitables tiendas de telefonía y moda, clones de las que proliferan por doquier, se mantienen algunos establecimientos que en sus muestras y escaparates conservan todavía el aspecto y colorido de épocas pretéritas.
El descubrimiento de éste viaje ha sido Ambel. Al atravesar Bulbuente, ya en el camino de retorno y a la vista del indicador que la anunciaba a la derecha, decidí tomar la carretera hasta ese momento no hollada , que conduce a a Ambel y Talamantes
En ese golpe de volante brusco y postrero, plasmé la intuición de que ambas localidades podrían resultar interesantes, puesto que están en el somontano del Moncayo y especialmente Talamantes, la más alejada, muy próximas a aquel.
Llegué a Ambel en unos pocos minutos, apenas son 3 los kilómetros que la separan de Bulbuente, y me resultó tan agradable el lugar que dejé Talamantes para otra futura y próxima ocasión.
Membrilleros
Abandonados a su suerte, como señalan los ejemplares que alfombran el suelo.
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